La lemniscata (también conocida como el símbolo del infinito), es una representación de la naturaleza sin fin y la energía eterna. La energía no se crea ni se destruye, simplemente sigue por siempre en movimiento. Este emblema sirve para recordarnos la naturaleza infinita de nuestro espíritu, así como nuestros pensamientos. El Infinito representa lo místico, ese poder que se escapa de nuestra comprensión porque es justamente, como su nombre lo indica, un poder infinito, algo que está más allá de nosotros y por eso su símbolo suele estar por encima de la cabeza de quien lo porta.
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