El ermitaño usualmente muestra a un anciano, de cabello y barbas blancas, algo encorvado, cubierto con un manto que normalmente no deja ver sus pies y sostenido por un largo bastón. En la otra mano levanta a lo alto un farol que va iluminando su camino. Hay quienes dicen que no le vemos los pies porque representa que casi no se mueve de sitio o que camina en el plano espiritual, no terrenal. Por su lado, su cabello blanco significa conocimiento y sabiduría mientras que el bastón tiene 7 nudos, como el de Moisés, la persona indicada para mostrarnos el camino, así como representa los 7 días de la semana y de la creación. El farol simboliza la guía, el conocimiento, la iluminación divina que busca guiarnos en nuestro camino. Cabe recalcar también que el hombre es lo único que vemos en la carta realmente, no hay otras figuras o elementos importantes. Esto es importante porque la carta del Ermitaño representa la soledad, la reflexión, la introspección, la prudencia. Es el tiempo de alejarnos de eso que nos afecta y hacer un examen de conciencia, un autoanálisis.
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