Consagrar es atribuirle propiedades sagradas a un objeto que consideras divino y por tanto es merecedor de veneración y un uso sumamente cuidadoso. Es también declarar al universo el uso que le darás, para qué sirve, por qué es especial y cuál será su función mientras esté bajo tu uso personal.
Lo primero que necesitamos es un espacio tranquilo y cómodo donde poder trabajar, donde no nos molesten y podamos estar concentrados en lo que estamos haciendo.
Se pueden utilizar representaciones de los cuatro elementos para consagrar: por ejemplo sal que representa la tierra (Norte), velas que representan al fuego (Sur), agua (Oeste), incienso o plumas que representan el aire (Este). Lo primero que haremos es limpiar físicamente la herramienta que vamos a consagrar. Una vez limpia comenzamos con nuestro ritual, nos concentramos, e invocamos a nuestras deidades o guías espirituales para que nos acompañen. Tomamos la herramienta en nuestras manos y la pasamos por los elementos, diciendo su nombre y pidiendo que la limpien y consagren. Una vez que hemos pasado la herramienta por todos los elementos la programamos con la función u objetivo que queremos que tenga esta herramienta.
Nos concentramos, visualizamos un flujo de energía color blanco o azul e indicamos a nuestra herramienta qué queremos de ella. Una vez que hemos terminado el ritual agradecemos a los elementos, a nuestros guías o deidades.
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