En los códices mayas encontramos mitos procedentes desde el Altiplano mexicano (habitado por hablantes de náhuatl) hasta de hablantes k’iche’de la zona maya de Guatemala, o los libros yucatecos del Chilam Balam. En cada una de dichas fuentes sobresalen una serie de luchas entre deidades del mundo superior y el inferior; la formación de la Tierra a partir del lomo del cocodrilo monstruoso; la creación y destrucción de una o más “razas” de seres humanos previos a los que viven ahora; la importancia de alimentar a las deidades, sobre todo al Sol, mediante sacrificios. Suele considerarse al Sol y a Venus como hermanos, y a veces luchan entre sí. En los relatos mayas, el surgimiento del actual Sol (conocido en algunas fuentes como Hun Ahaw o Hunahpu) se da solamente tras el ascenso de Venus, que se remonta al cielo desde el inframundo para anunciar la próxima aparición del Sol.
En los códices mayas aparecen referencias a estas historias, integradas a los textos relativos a acontecimientos históricos o contemporáneos de los escribas que las pintaron, más que como relatos mitológicos en sí mismos. Sin embargo, el contexto donde suceden no puede entenderse a menos que se les relacione con un pasado distante, puesto que parecen ejemplificar la coexistencia de un pasado mítico con la historia presente, lo cual se recalca al realizar el ritual y en la concurrencia de acontecimientos que se repiten de manera cíclica. En la p. 47 del Códice de Dresde, en la tabla de Venus, por ejemplo, se enfatiza el momento en que una de las deidades de Venus, Lahun Chan, arroja su lanza al jaguar llamado chak b’alam, gran jaguar o jaguar rojo. El atuendo de Lahun Chan parece indicar su filiación con el inframundo: de su tocado emerge una planta de maíz, que incluye el glifo de una estrella importante (ek’), usada para representar a Venus. Varios de los libros del Chilam Balam narran grandes contiendas en tiempos primordiales entre una multitud de deidades llamadas B’olon Ti’ K’uh (que a veces también se consideran una sola entidad) y una segunda deidad plural/singular llamada Oxlahun Ti’ K’uh. En los relatos mayas contemporáneos se les identifica con los hermanos Bolon Ti’ K’uh (el primogénito), equiparable con Venus y el inframundo, y Oxlahun Ti’ K’uh (el menor), que se asocia al Sol y otras entidades celestes.
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